AMORES BAJO PRESIÓN

Desde la aparición del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en la sociedad cubana en la década de los 80, algunas de las personas diagnosticadas han padecido el rechazo en la familia u otros ámbitos de la sociedad por el efecto acumulado de fuertes prejuicios, mitos y un desconocimiento sobre la enfermedad.

El VIH/sida fue denominado en sus inicios la «peste gay», ya que entre los primeros casos pesquisados había un número considerable de hombres homosexuales. A pesar de que ya se conoce que toda persona con una vida sexual activa es vulnerable, el estigma continúa, pues al valorarse como una Infección de Transmisión Sexual se condiciona al comportamiento sexual, y se ha moralizado mucho con respecto a ello.

Las caras del estigma

La discriminación hacia una persona portadora del VIH se puede manifestar de varias maneras; desde el rechazo categórico en el contexto socio-laboral y familiar, hasta las actitudes de «sobreprotección», cuando se recomienda cambiar el puesto de trabajo que desempeña «para proteger su salud», sin consultarle su opinión.

Con actitudes como estas no se reconoce que una persona con VIH está en capacidad de estudiar, trabajar, enamorarse y continuar su vida. El estigma llega, incluso, a expresarse en manifestaciones que consideran que no deben  tener relaciones sexuales para evitar, de manera segura, la transmisión. En tanto, para otros «es mejor que se relacionen con personas que estén en la misma situación», es decir, un «amor de seropositivos».

Si de parejas se trata…

Desde hace años, en todas partes del mundo conviven parejas en las que uno de sus integrantes tiene VIH/sida y el otro no, a lo que se le denomina parejas serodiscordantes.

En la actualidad, la población conoce sobre la epidemia del VIH/sida, sus formas de transmisión y la disponibilidad de tratamientos antirretrovirales para quienes lo necesitan y que favorecen que las personas con VIH (PVs) vivan más tiempo y mejoren su calidad de vida, desarrollen relaciones sociales plenas, incluidas las íntimas o de pareja.

En un estudio realizado con 101 parejas serodiscordantes en 2009, las personas consultadas consideraron muy favorable actualmente el contexto para las PVs, lo que les ha permitido mayores probabilidades de integrarse a la sociedad; asimismo argumentaban la posibilidad de que las PVs continuaran sus estudios y mantuvieran su vida laboral. Entre las 101 parejas, la mayoría planteaba la satisfacción de tener una estabilidad, incluso siendo seronegativa al VIH. El 71,2 % de quienes fueron consultados (as) mantenían una relación de durabilidad entre uno a seis años, valoraban de muy importante el conocimiento mutuo, la confianza, la comunicación, el amor, la intimidad y el compromiso establecido por ambas partes.

La protección, entonces, se hace imprescindible para cada acto sexual, igualmente la búsqueda de placer con prácticas sexuales que no representen riesgo para la salud. La incorporación del uso del condón en todas las relaciones sexuales no solo constituye una barrera para evitar el VIH, sino también para evadir otras infecciones de transmisión sexual (ITS) como la gonorrea, la sífilis, el herpes simple, el condiloma, la hepatitis B, entre otras.

Decirlo o no decirlo…  ¿esa es la cuestión?

Variadas son las reacciones cuando un integrante de la pareja le dice al otro o la otra que es seropositivo. Hay anécdotas de quienes tuvieron por respuesta el rechazo inmediato. Otras personas, sin embargo, recibieron un rotundo sí a iniciar la relación.

Las expresiones también incluyen incredulidad y a quienes, algo «choqueados», exclaman: «No, no es posible, es que físicamente no lo pareces», como si existiera un patrón físico para la persona con VIH.

Aunque es una decisión personal, una relación de pareja no debe comenzar sobre la base del engaño o el silencio y esto no se refiere solamente a una condición de salud, sino en general a cualquier aspecto de la vida.

Pero sobre todo cuando se trata de un factor como en el caso de las personas seropositivas, que puede impactar la existencia de su pareja en diferentes esferas. La sinceridad es la mejor demostración de amor y respeto. La comunicación y la confianza son claves en cualquier relación.

Entre las personas seronegativas entrevistadas, varias alegaron que al conocer que su amor era seropositivo les invadió el miedo y la inseguridad, pero también que les satisfacía convivir con la verdad, pues mejoraba la comunicación entre ambos. En cualquier caso, se necesitará tiempo para asimilar la noticia y decidir si se continúa o no con la relación.

La valoración de cuándo es el momento ideal para dar a conocer el diagnóstico es determinante en una persona seropositiva. La mayoría prefiere decirlo al principio —el 61,8 % así lo manifestó—, mientras que el 30 % prefirió hacerlo después de haber tenido sexo. Optaron por esperar hasta ver si fructificaba la relación, pero alegaron que lo hacían siempre para proteger a la pareja y evitar que se infectara.

Las experiencias y actitudes de cada integrante hacia la infección del VIH pueden influir en la relación. Algunos ejemplos de factores asociados a la enfermedad que pueden afectar son el nivel de información que se tiene acerca de cómo prevenir o tratar el virus, si el VIH supone o no una dificultad para tener relaciones sexuales, o los sentimientos de miedo, angustia y culpa que puedan experimentar alguno o ambos miembros de una pareja serodiscordante.

¿Y los demás?

Casi todo lo concerniente a una relación de este tipo ha sido criticado y muy mal visto, máxime desde el punto de vista de los riesgos,  fundamentalmente en el contexto familiar.

Para muchas personas, este tipo de pareja es una locura. Pero el cariño, la comprensión y el amor son capaces de vencer muchas barreras. «Con mi pareja he tenido momentos muy difíciles debido a su enfermedad, y otros muy buenos, pero seguimos aquí, de pie», confesaba uno de los entrevistados.

El contexto social, laboral y familiar es determinante para cualquier pareja, mucho más si es serodiscordante. En ese camino, el «¿qué dirán?» influye a no pocas personas.

Entre las 101 parejas entrevistadas, 90 % confesó recibir el apoyo y la comprensión de familiares y amigos, aunque estos no dejaron de sentir preocupación y algunos siguen pensando que es un disparate. Pero muy pocos entrevistados, por suerte, han sentido rechazo al informar que comparten una pareja serodiscordante.

«La vida está llena de miles de situaciones, y de lo único que uno tiene que estar muy seguro es de uno mismo; siempre que se pueda amar y querer, no importa lo que piensen los demás», asevera una encuestada.

Mamá + papá… ¿y nené?

A raíz del tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA), las personas con VIH/sida viven durante mucho más tiempo y con mejor salud. Ante esas circunstancias, un número creciente ha decidido tener descendencia. Sin embargo, la concepción habitual en una relación   serodiscordante presenta el riesgo de que la persona sin VIH pueda infectarse durante la práctica sexual. En muchos casos acuden a su médico para solicitar información sobre qué pueden hacer y qué riesgos corren. En otros, se acercan solo con la idea de informar a su médico que están intentándolo ya por sus propios medios, muchas veces sin la información suficiente.

Desafortunadamente, algunas parejas toman la iniciativa sin orientarse ni consultar con nadie. Antes de iniciar cualquier proceso, se debe buscar información sobre las alternativas disponibles, conocer los beneficios y riesgos asociados a cada una de las posibles técnicas para concebir un embarazo. Primeramente, se debe explorar la situación global de la pareja, con determinaciones recientes y evolutivas del estado de ambos frente al VIH y otras infecciones de transmisión sexual; evolución inmunológica y carga viral, en caso de que estén infectados por el VIH, historia de tratamientos, etc. Se realizará, además, un estudio completo para descartar la existencia de patologías que dificulten la gestación, y evitar de esta forma exponerse a un riesgo innecesario e inútil. La finalidad de cualquier técnica reproductiva debe ir encaminada no solamente a la consecución de una gestación, sino al bienestar del recién nacido. En cualquier caso, incluso bajo estas circunstancias, la falta de protección durante el coito no está libre de riesgos, y las parejas deberían recibir consejo acerca de otras opciones para concebir.

En este sentido es necesario un adecuado consejo preconcepcional, incluyendo cuestiones como el riesgo de transmisión del VIH/sida tanto a la madre o el padre como al recién nacido, el impacto de la enfermedad de los progenitores —incluso su fallecimiento— en el desarrollo posterior del niño o niña y, por último, la posibilidad de fracaso de la técnica reproductiva.

Amores bajo presión

Ante una relación sexual entre una persona seropositiva y otra seronegativa, ambos deben mantener una protección sistemática para evitar que el que no está infectado con el VIH lo adquiera: ese será siempre el objetivo primordial. Como en cualquier relación, la confianza mutua es una expresión de amor.

Vinculado a esto, están también los  aspectos psicológico y social. No solo se enfrentan a sí mismos, uno u otro, y al riesgo de infectarse con el virus, sino a la presión a su alrededor, por parte de la familia y el entorno social. Una pareja serodiscordante tiene que estar lista para enfrentar una gran presión y compartir una enorme responsabilidad con ellos mismos.

Bibliografía

1. Colectivo de autores: Parejas serodiscordantes al VIH/sida, deberes y derechos. Centro Nacional de Prevención de las ITS-VIH/sida, Editorial Lazo Adentro, 2009.

2. Mederos Antúnez, Luis Enrique: Investigación realizada con parejas serodiscordantes en La Habana, Centro Provincial de Prevención de las ITS-VIH/sida, 2009.

3. Guía de orientación para los pacientes VIH/sida y sus familiares. OPL-SIDA. Caracas, Venezuela, 1994.

4. Gonzalo Mazuela: Parejas serodiscordantes.

5. http://www.juventud rebelde.cu/el-amor-en-las-parejas-serodiscordantes. Cuba/2008.

HOLA AMIGOS Y AMIGAS

Hola amigos y amigas, este es un espacio para aquellos que mantienen la fe que «si se puede», que siempre habrá una salida para cualquier situación desagradable. Te ofrezco un pequeño lugar para que emprendas por tu bienestar, luches por tus sueños, y no te dejes caer, alguien dijo una vez que «es mejor fracasar intentando un triunfo, que no triunfar por temor al fracaso», es la premisa del optimismo, siempre hacia adelante, aunque sean miles los obstáculos que se impongan, a unos los evadiremos, a otros les pasaremos por encima, y otros les daremos una vuelta y seguiremos. No te culpes más de tus errores, ellos son la base para que tu andar futuro sea más seguro y certero sobre la convicción de que se aprende de los errores para avanzar.
Un gran poeta dijo:
No puedo darte soluciones para todos los problemas de tú vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores; pero puedo escucharte y buscarlas junto contigo.
No puedo cambiar tú pasado ni tú futuro; pero cuando me necesites estaré junto a tí.
No puedo evitar que tropieces. Solamente puedo ofrecerte mí mano para que te sujetes y no caigas.

No puedo trazarte límites dentro de los cuales debes actuar; pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer.

No puedo decirte quién eres, ni quién deberías ser. Solamente puedo quererte como eres y ser tú amigo.

Pues eso es, seremos amigos, compartiremos las ansias de vivir, el deseo por la superación emocional y espiritual, la confianza en uno mismo, el amor por el otro independientemente de su creencia, color de la piel, afiliación política, origen social u orientación sexual. Aca te ofrezco una mano amiga a un igual, porque como dijera un cantor argentino «¿quién dijo que todo está perdido?. Te convido a PENSAR EN POSITIVO